Cuidados del ombligo en el recién nacido
El ombligo es la
cicatriz que quedará en el abdomen de nuestro bebé una vez que el
cordón umbilical se momifique y se caiga.
Así repasando
rápidamente para tener unas nociones de anatomía, el cordón
umbilical es un anejo fetal que une al bebé con la placenta, órgano
que proporciona la nutrición, oxigenación y eliminación de
sustancias de desecho del feto durante la gestación.
Suele medir al
rededor de 50 cm y tiene dos arterias y una vena, las cuales están
recubiertas de la gelatina de Wharton. La sangre que se haya en el
cordón es muy rica en células madre, por ello una vez que se
produce el nacimiento de nuestro bebé, podemos si queremos, donar o
guardar estas células.
Un cordón umbilical
sin alteraciones se cae entre los 5 y 15 días posteriores al
nacimiento.
Muchas son las mamás
y papás con dudas con respecto a sus cuidados, además que durante
el embarazo o una vez nacido nuestro bebé recibimos muchas veces
informaciones contradictorias al respecto.
Se ha comprobado que
la cura que mejor ayuda a que el muñón del cordón umbilical se
caiga es lavarlo con agua y jabón neutro. Son muchos los pediatras o
sanitarios que aún recomiendan usar alcohol (de 70º) para secarlo,
cosa que es mucho más agresiva para la delicada piel del recién
nacido y que a veces incluso retarda la caída.
Una de las cosas que
ayuda también a que la evolución del ombligo sea adecuada es
mantener la humedad a raya, de hecho se recomienda no sumergir el
abdomen de nuestro bebé hasta que el ombligo no tenga muñón.
Por lo tanto una vez
limpiado con agua y jabón es recomendable que lo sequemos bien con
gasitas estériles y desechables.
El cambio regular de
pañal también ayuda a mantener la zona limpia y seca.
Esto parece obvio
pero lo recuerdo: siempre debemos de manipular el cordón
con nuestras manos limpias.
En el caso de Pimpollito seguimos estas indicaciones al pie de la letra y en 5 días la pinza con el cordón se nos quedó en las manos al ir a limpiarle.
Si tras dos semanas
de curas el muñón del cordón no se cae o aparece enrojecimiento de
la zona, mal olor, hinchazón, hemorragia e incluso fiebre, etc. sería necesario la
valoración por parte del pediatra del niño.
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